Sudáfrica, vigente campeón del mundo, jugó su peor partido en el Mundial ante una Inglaterra que dejó todo en la cancha. Firme en el contacto y simple en sus conceptos, la Rosa estuvo adelante en el marcador durante casi todo el partido. No convirtió ningún try, pero contó con los aciertos a los palos de su capitán, Owen Farrell (cuatro penales y un drop).